miércoles, 17 de junio de 2009

7ma. Etapa

De las tierras maragatas al Bierzo.

Astorga – Villafranca

Antes que nada cabe describir la cena de anoche, el famoso cocido maragato. Esta es una cena completa, que empieza con una serie de embutidos, deliciosos con pan de la zona, hecho en horno de leña, seguidos de garbanzos y col cocida, presumiblemente en la misma agua de algunos embutidos, y termina con una sopa de fideo. Todo bañado de un muy buen tinto de la zona. Y no crean que estamos en plan de engorde, pero cuando uno hace etapas en las que quema 3000 calorías y hasta más, tiene que reponer combustible.

Salimos de Astorga en una mañana soleada. Visitamos la catedral, muy bonita, con importantes obras de arte como sus vitrales. Luego del sello respectivo en los carnets de peregrino, enfilamos por las flechas amarillas y la luz del camino hacia la mítica “cruz de ferro”. Una de las tradiciones del camino es llevar una piedra que simboliza la dureza de los pecados del peregrino. Al llegar a la cruz de ferro, se debe botar la piedra, deshaciéndose para siempre de los pecados. Como se imaginarán, existe ahora una verdadera montaña de piedras al pie de la cruz, como verán en las fotos. Para llegar allí se acomete una subida ligera desde Astorga, que se va volviendo progresivamente más empinada hasta el Ganso, por unos 10 km. Desde allí y por otros 8 km, se vuelve muy dura hasta Rabanal del Camino, pueblo al que se llega ya a más de 1.200 mts de altura, habiedo ganado unos 600 desde Astorga. De allí el sendero es muy técnico, pedregoso y peligroso. La mitad del grupo optó por el más racional camino pavimentado que corre junto, pero Roberto, Pepe y yo decidimos intentar el pedregal. Durísimo.

De Rabanal seguimos divididos. Los 3 llegamos a la cima, a la cruz de ferro, mientras el resto se veía obligado a empujar las bicis aún por el pavimento, así de empinado era! Rubén nos esperaba con avituallamiento, muy oportuno. Fotos, lanzada de piedras, y para abajo se ha dicho.

Para la bajada existen también 2 opciones. La primera, más rápida corta y segura es por la carretera. Pepe, Nico, Paty y Pedro optaron por ella. Tomás, Roberto y yo tomamos la segunda. Y esto merece párrafo aparte.

Imagínense lo que es bajar 1000 (si, mil, no se me fue un cero) metros de altura por un sendero absolutamente imposible incluso de caminar, lleno de unas piedras puntiagudas que parecen cuchillos, con bases de rocas duras desgastadas, con pendientes de hasta el 25%, y encima con peregrinos de a pie que no hacen la vida fácil para pasar! Nunca en mi vida he hecho algo tan complejo. Roberto y yo caímos, aunque “macho, cada uno se baja de la bici como le de la gana, joé”. Sin consecuencias por suerte.

Debemos haber bajado cerca de una hora, o talvez más. Yo perdí la noción del tiempo y el espacio, solo me concentré en bajar. Finalmente aterrizamos en Molinaseca, en donde nos esperaba Rubén con otro espectacular almuerzo, así como los de la carretera que habían llegado mucho antes.

Por la tarde un sube y baja hasta Ponferrada con su castillo templario, muy bonito. Otro sube y baja, más sube que baja hasta Villafranca, visita y sello a la Puerta del Perdón, otra tradición jacobea milenaria y al hotel.

Ahora nos vamos de paseo al pueblo.

Más tarde subo unas fotos.


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