sábado, 20 de junio de 2009
Pensamiento de la mañana
viernes, 19 de junio de 2009
Nuestra razón del peregrinaje
Una de esas campanadas fue el infarto de mi marido. Estaba él en una edad interesante, la década de los treinta. Era un momento de sacar adelante la familia, el deporte, el trabajo, la casa, etc... Todo un futuro que construir viviendo a plenitud el presente que se presentaba tal como uno lo había soñado. De pronto un llamado: “Alto ahí” y mi marido se moría con un infarto. Parecía que la vida se nos escapaba y no había cómo contenerla. El silencio profundo y la oración era la única realidad presente.
El tiempo y el espacio cambiaron. Ya no estábamos en la casa sino en la sala de cuidados intensivos donde el tiempo se mide con las máquinas conectadas al cuerpo de uno, mientras el reloj parece que se ha quedado dormido. El espacio se reducía a la cama estrecha y las visitas cortas. Una vez en el cuarto el hospital, el tiempo parecía más prometedor y el espacio más acogedor. Los pasillos del Hospital Metropolitano eran largos y Jaime no los podía recorrer sin cansancio y sudor. ¿Dónde estaba ese compañero de aventuras que en un mismo día era capaz de subir a la montaña a colocar una antena de radio aficionado y estar por la tarde navegando ya sea en el lago o en el mar o montando bicicleta con nuestro hijo? Parecía que todo eso había quedado atrás.
“La vida no está en ser el más rico del cementerio” nos dijo un amigo en una de sus visitas. Nosotros asentíamos sonriendo pero a la vez la pregunta quedaba presente:
“¿En qué consiste la vida?”
Llego el médico que le iba a tratar a Jaime y su diagnóstico fue que mi marido no podía salir de casa a las siete de la mañana porque era muy frío para él, ni a las doce porque era muy caliente, ni ir a la calle 10 de Agosto porque era muy alto, ni podía navegar por el agua fría, tampoco el esfuerzo que requiere la bicicleta, ni.... Ni....
Con este diagnóstico las preguntas que venían a la mente y al corazón eran muchas:
¿En qué consiste la vida si no somos dueños ni del tiempo, ni del espacio?
¿Cómo podemos llamar vida a una existencia limitada al punto de empezar a vivir la muerte en vida?
El sentido de pequeñez, de impotencia se vuelve un trago amargo de beber. Y, sin embargo, una luz tenue empezó a nacer. Empezamos a balbucear una respuesta. Si bien es cierto que la Vida es la que nos presenta y/o dispone las coordenadas tiempo y espacio de maneras que no habíamos planificado ni soñado, a la vez, nada es oscuridad sino todo es una PROPUESTA. Ahí está la libertad y el espacio a la creatividad. Y si uno responde desde la verdad, la fe, la esperanza y el amor sabemos que frente a nosotros hay siempre un camino.
Cambiamos de médico y si bien las posibilidades se abrieron, el uso de medicamentos delicados dejaron pronto ver sus efectos colaterales. Entonces las palabras del Padre Marco V. Rueda se convirtieron en guía del camino:
“Nadie puede beber la luz por ti.
Nadie puede amar por ti.
Y sentir la danza del dolor y de la muerte en lugar tuyo.
La vida sólo la vives tú.
Se nace y se muere,
se ríe y se llora,
se trabaja y se fecunda...
Insustituiblemente, uno mismo!”
Este año, Jaime, decidió estudiar por sí mismo su caso. Empezó a curarse por medio de la bicicleta de montaña, a hacer mediciones diarias de su corazón, tomar un entrenador y, por último, dejarse ayudar por una señora que le da una educación de integración mente, cuerpo y espíritu. Los resultados se han dado a ver, el fin de semana del 16-17 mayo, cuando Jaime sintió que podía ponerse a prueba y participó en una de las carreras duras de bicicleta que se dan en el Ecuador: la carrera de Zuleta. Una carrera de montaña de dos días. No solo que terminó sino que le fue muy bien. El sábado le tomó el desgaste de 3.700 calorías en tres horas y media y algo similar el domingo. Llegó agotado pero feliz.
Como todo lo bueno, que es siempre sagrado, se da en un marco de belleza; tuvimos en esta prueba, además de la carrera, conjuntos de música folklórica, encuentro con amigos y una noche
estrellada que terminó en helada al amanecer. Como sello del momento importante que estábamos viviendo, teníamos la grandiosidad del Cayambe, pues, a semejanza del camino, había momentos que se oculta en su manto de nubes, sin que por eso deje de existir y otras se dejaba ver en toda su gloria y majestad.
Todo un fin de semana de bendición y de un canto de alabanza a la Vida que cuando aceptamos Sus propuestas, nos hace grandes.
Invitación
Como un signo de acción de gracias, nos vamos a hacer el Camino de Santiago en bicicleta. El sentido es hacer camino a la manera que nos dice el mismo P. Marco:
“El camino no es una gimnasia que practicas unas pocas veces.
El camino es para recorrerse.
Para vivirse.
El camino es tu vida
Tiene luces y sombras que le cortan
Y siempre la pregunta:
¿A dónde va el camino?”
Si a esta altura de mi vida me pregunto o me preguntan: “¿A dónde va el camino?” La respuesta ya no es a donde yo quiera. Hemos aprendido que debemos vivir el Camino que se nos presente. Aprender del Camino. Aceptar el Camino. Hacer camino en el Camino. Responder a sus retos y demandas. Hacer uno mismo el camino, sin olvidar que junto a nosotros van los demás y nosotros junto a ellos.
Queridos hijos, familia personal y la familia de los /las catequistas del CENF, amigos y amigas: queremos ir llevando sus nombres (su vida), intenciones, oraciones y apoyo en este Camino de Santiago, que es una muestra de la Vida. De este modo nosotros llegaremospor y con ustedes y ustedes llegarán por y con nosotros a ésta que es una de las invitaciones del Camino.
9na. Etapa
Barbadelo – Melide
Después de la barbaridad del Cebreiro, todos estábamos listos para una etapa suave de “apenas” 55 km.
Salimos de Barbadelo más tarde que lo habitual y enfilamos por el sendero del Camino, con subibajas muy agradables y la sombra de árboles todo el tiempo. Las vistas inolvidables y los pequeños caseríos marcaron la ruta, además de la eficiente y clara señalización del Camino en Galicia. Pronto llegamos al importante hito que marca los 100 km faltantes. Risas, fotos, más risas con los demás peregrinos presentes, alguno de los cuales habían llevado hasta champagne para la ocasión.
El sendero estaba difícil por las constantes subidas, considerando que tenemos más de 600 km en nuestras piernas. Zonas muy técnicas también, pero agradables porque siempre ofrecían vía de escape. Especialmente interesantes las subidas, como una por donde bajaba un riachuelo, todas cicleables. Un par de caídas sin consecuencias. Llegamos todos a Portomarín, a orillas de la represa formada por el río Miño. Esto obligó a trasladar la iglesia, piedra por piedra, razón por la cual cada una de ellas tiene un número estampado. El lugar también es la sede de la planta de Ancano, productor de la tarta gallega de almendras, delicia que aprovechamos en probar sentados frente a la iglesia.
El resto del día fue muy duro. Al final ganamos casi 1000 mts de distancia vertical en un día que pretendíamos “descansar”. Todas estas cosas le recuerdan a uno que no está en un paquete turístico de agencia organizada, sino en un peregrinaje.
En un punto determinado Pepe y Roberto optaron por adelantarse por la carretera. El resto seguimos por el sendero técnico con Tomás, y luego de una agradable y helada cerveza en Palas do Rey continuamos los 15 km restantes hasta Melide. La decisión nos premió con otras increíbles vistas gallegas.
Arribamos bastante más tarde que los 2 adelantados, a quienes encontramos ya bañados y perfumados disfrutando de una cerveza en el bar del hotel. En este día no había avituallamiento intermedio, por lo que nos esperaban unas espectaculares empanadas gallegas y vino del lugar en el hotel.
8va. Etapa
La etapa reina, Villafranca - Barbadelo
Temerosos de afrontar lo que se considera el obstáculo más duro del Camino de Santiago, el famoso Cebreiro, dejamos Villafranca por un valle muy cerrado, a través del cual corre el río Valcarcel, cuyo nombre fue aporte de peregrinos impresionados del hecho de haber dejado atrás interminables llanuras para adentrarse en esta “cárcel” del valle mencionado.
En la charla preparatoria durante la cena del día anterior, Tomás fue muy claro: el Cebreiro es extremadamente duro. Su cima aparece en el km 30 desde Villafranca en los mapas, pero el problema de los casi 1.000 mts. que se deben ganar para alcanzarla, radica en que los primeros 20 km son prácticamente planos. La única novedad en este habitualmente fácil tramo, es que la autopista cercana estaba cerrada, por lo que todo el tráfico venía junto a nosotros. Personalmente no tuve mayor inconveniente pues los españoles son muy respetuosos de las bicis, pero si estuvo algo tenso.
La subida se puede afrontar de varias maneras, todas correspondientes al Camino. Existe la más común que es una pequeña y estrecha carretera pavimentada pero algo más larga, con pendientes fuertes en las que toca empujar la bici. El grupo mayoritario optó por ésta (Nico, Paty, Pedro y Pepe, acompañados de Tomás).
Roberto y yo optamos por lo más difícil, el sendero original del Camino. Lo que nunca nos imaginamos es que a escasos 200 mts del desvío tendríamos que desmontar de la bici, habiendo ya sido ampliamente ortigados por estas plantitas, para empujar los siguientes 2 km, hasta el pequeño caserío de Faba. Ahí nos encontró Rubén, quien dejó estacionada la furgoneta en la cima y bajó en su bici hasta este punto. Roberto venía de varios días con molestias lumbares, que si no eran cuidadas podrían entorpecer su llegada a Santiago, por lo que optó por tomar un desvío hasta la carretera. (el “menú infantil”, según Tomás). Decisión sensata. Rubén y yo continuamos por el sendero, que ya se volvía más cicleable, hasta la cima.
Debe habernos tomado largo, pero como he dicho, uno pierde un poco la noción de tiempo.Llegamos arriba y se sentía como haber coronado el Everest. Pepe ya nos esperaba, habiendo subido por el camino a ritmo infernal, propio de él que pese a sus casi 60 años, tiene físico de 20.
Mientras llegaba el resto preparamos allí el avituallamiento y nos dedicamos a contemplar el espectacular paisaje. Poco a poco, unos sobre la bici, otros caminando, llegaron todos. A los últimos siempre se les recibe con el consabido “si va a pasear la bici, mejor cómprese un perrito”.
El problema del Cebreiro es que no viene solo. Cuando uno cree haberlo conquistado, todavía quedan 2 picos, el de San Roque y el Poyo. Éste último es especialmente duro, pues a uno ya no le quedan reservas. Por lo tanto y pese al doble trabajo, le pedimos a Rubén mover el avituallamiento al Poyo, pues no queríamos afrontar estos esfuerzos con estómago lleno.
Total llegamos todos allí, unos por sendero (creo que solo yo), y otros por “menú infantil”. Comidos y bebidos, descansamos un rato y emprendimos camino, pues nos esperaba un descenso verdaderamente épico.
Si el downhill desde la Cruz de Ferro fue único, este tal vez lo supera. No tanto por técnico, sino más bien por rápido. Se pueden desarrollar velocidades impresionantes. Lo hicimos todos esta vez, pues además provee de las vistas más increíbles. Llegamos a Samos, muy cansados, pero no tanto como para perdernos el tour que empezaba ese rato del famoso monasterio benedictino del lugar. Muy interesante y majestuoso.
Luego una serie de subibajas (que aquí les llaman “rompepiernas”, no sin razón) hasta Sarria. De aquí una interminable y empinada subida de 9 km hasta Barbadelo, mayoritariamente por carretera. Par de km más y llegados al hostal más increíble que puedan imaginarse. Es la hacienda de doña Esperanza, quien atiende y cocina esta viejísima casa, utilizando mayoritariamente sus propios ingredientes cultivados in-situ. Caldo gallego que promovió discusión de cómo meterlo en el Camelback, chuletas de ternera deliciosas y finalmente la famosa cuajada hecha por Susy, hija de doña Esperanza, potaje que ha cobrado fama entre peregrinos. Muy amena y divertida charla y todos a dormir temprano para pasar los dolores que nos dejó el Cebreiro.miércoles, 17 de junio de 2009
Fotos, Fotos, Fotos!!!!
7ma. Etapa
Astorga – Villafranca
Antes que nada cabe describir la cena de anoche, el famoso cocido maragato. Esta es una cena completa, que empieza con una serie de embutidos, deliciosos con pan de la zona, hecho en horno de leña, seguidos de garbanzos y col cocida, presumiblemente en la misma agua de algunos embutidos, y termina con una sopa de fideo. Todo bañado de un muy buen tinto de la zona. Y no crean que estamos en plan de engorde, pero cuando uno hace etapas en las que quema 3000 calorías y hasta más, tiene que reponer combustible.
Salimos de Astorga en una mañana soleada. Visitamos la catedral, muy bonita, con importantes obras de arte como sus vitrales. Luego del sello respectivo en los carnets de peregrino, enfilamos por las flechas amarillas y la luz del camino hacia la mítica “cruz de ferro”. Una de las tradiciones del camino es llevar una piedra que simboliza la dureza de los pecados del peregrino. Al llegar a la cruz de ferro, se debe botar la piedra, deshaciéndose para siempre de los pecados. Como se imaginarán, existe ahora una verdadera montaña de piedras al pie de la cruz, como verán en las fotos. Para llegar allí se acomete una subida ligera desde Astorga, que se va volviendo progresivamente más empinada hasta el Ganso, por unos 10 km. Desde allí y por otros 8 km, se vuelve muy dura hasta Rabanal del Camino, pueblo al que se llega ya a más de 1.200 mts de altura, habiedo ganado unos 600 desde Astorga. De allí el sendero es muy técnico, pedregoso y peligroso. La mitad del grupo optó por el más racional camino pavimentado que corre junto, pero Roberto, Pepe y yo decidimos intentar el pedregal. Durísimo.
De Rabanal seguimos divididos. Los 3 llegamos a la cima, a la cruz de ferro, mientras el resto se veía obligado a empujar las bicis aún por el pavimento, así de empinado era! Rubén nos esperaba con avituallamiento, muy oportuno. Fotos, lanzada de piedras, y para abajo se ha dicho.
Para la bajada existen también 2 opciones. La primera, más rápida corta y segura es por la carretera. Pepe, Nico, Paty y Pedro optaron por ella. Tomás, Roberto y yo tomamos la segunda. Y esto merece párrafo aparte.
Imagínense lo que es bajar 1000 (si, mil, no se me fue un cero) metros de altura por un sendero absolutamente imposible incluso de caminar, lleno de unas piedras puntiagudas que parecen cuchillos, con bases de rocas duras desgastadas, con pendientes de hasta el 25%, y encima con peregrinos de a pie que no hacen la vida fácil para pasar! Nunca en mi vida he hecho algo tan complejo. Roberto y yo caímos, aunque “macho, cada uno se baja de la bici como le de la gana, joé”. Sin consecuencias por suerte.
Debemos haber bajado cerca de una hora, o talvez más. Yo perdí la noción del tiempo y el espacio, solo me concentré en bajar. Finalmente aterrizamos en Molinaseca, en donde nos esperaba Rubén con otro espectacular almuerzo, así como los de la carretera que habían llegado mucho antes.
Por la tarde un sube y baja hasta Ponferrada con su castillo templario, muy bonito. Otro sube y baja, más sube que baja hasta Villafranca, visita y sello a la Puerta del Perdón, otra tradición jacobea milenaria y al hotel.
Ahora nos vamos de paseo al pueblo.
Más tarde subo unas fotos.martes, 16 de junio de 2009
6ta Etapa
En Sahagun comenzó la etapa más larga del Camino, de 106 km de distancia.
5ta. Etapa
3ra. Etapa
Logroño – Belorado
Nada nos había preparado para el calor de este día. Ya desde las afueras de Logroño el sol calcinaba, y la situación no se mejoraría en todo el día.
Sin embargo el pedalear por las viñas y los campos fue espectacular. Los desniveles eran menos extremos, pero igualmente duros. En una de estas subidas se llegaba a una pequeña urbanización nueva, junto a un club de golf. Unos 500 m más adelante había un parque con una fuente de agua, en donde paramos a esperar a los rezagados. Paty subía con Pedro, y como no llegaban, decidí regresar a buscarles. Hice TODA la bajada de nuevo y NO les encontré! Me tocó subir otra vez para encontrar que habían parado en el club de golf a comprar una gaseosa, justo en el momento que pasaba yo. En fin, gajes del oficio.
Almorzamos en Santo Domingo de la Calzada. Luego de eso un sprint final de unos 30 km en subidas larguísimas y planos por una carretera secundaria en donde el camino y ésta coinciden. Llegamos a Belorado con el termómetro a 40 grados.
El punto triste de esta etapa fue la fuerte caída que sufrió Ana en una de las bajadas pedregosas. Ventajosamente no hubo fracturas ni cosas por estilo, pero si magulladuras y moretones por todo lado. De todas formas ella, con la tenacidad que demostró día a día, siguió el Camino.
Actualización 2da. etapa
Pte. La Reina - Logroño
Hemos pasado tantas cosas que ya la memoria no me es tan al detalle. Salimos tarde de Pte. La Reina, entre otras cosas porque en el mismo pueblo había cosas que ver, especialmente la catedral y el puente que le da el nombre, punto de unión de las 2 principales rutas que tiene el Camino, el Aragonés y el Francés, que es el que seguimos nosotros.
El día fue todavía peor que el primero en cuanto a dureza y técnica, con cuestas sin descanso y bajadas alucinantes y peligrosas.
A los 25 km llegamos a Irache, un antiguo monasterio con bodega de vinos, que tiene la característica de tener una llave de agua y una de vino en su parte exterior, todo para uso de los peregrinos! Paty y Ana llegaron hasta allí, pues las cuestas anteriores sumadas al primer día habían costado caras.
Los pueblitos navarros seguían tan espectaculares como el primer día. Especialmente nos gustó Los Arcos. Las iglesias igualmente espectaculares. el único problema era la temperatura y el sol calcinante.
El almuerzo preparado por Rubén fue esta vez un excelente pollo al horno con ensalada, al borde de un río. Luego de una siesta (como si estuviéramos en España), seguimos hacia Logroño. En el camino encontramos a doña Felisa, una institución en el camino de Santiago por los higos que ofrece, sellamos también allí nuestros carnets y seguimos hacia la ciudad, entrando ya en la provincia de La Rioja, zona de vinos.
Llegamos a la ciudad de Logroño en medio de las fiestas de la ciudad. La cena la tuvimos en un restaurant de la famosa calle Laurel, conocida por sus bares de tapas.
domingo, 14 de junio de 2009
Actualización 1ra. etapa
Salimos desde La Posada de Roncesvalles, un hotelito rústico muy agradable. Las noche anterior tuvimos chance de conocernos más en la cena.